Armando Duany
Soy el nieto del esclavo
Rubén Rodríguez / ¡ahora!
Repica Añá. La
voz del tambor que despierta a Olorum, el Sol. Pies que danzan se deslizan por
la calle con sonido de lija sobre madera. Tambores como truenos de primavera…
Cada mañana, los vecinos de la calle 9 del reparto Villa Nueva despertamos con
los toques de tambor, el tintineo de metales, los cantos rituales.
Ensaya D’Akokán, la compañía folclórica que dirige el
maestro Armando Duany, mi vecino. En las largas jornadas de construir mi casa
hacíamos de albañiles y me contaba de Cicán, la doncella pez de cuya piel
hicieron un tambor por revelar los misterios sagrados de los Abacuá o de su
proyecto de libro Mitos y leyendas de la
Antigua África.
En el último Wemilere de Guanabacoa, artistas
nigerianos elogiaron las danzas de D’Akokán. En su casa se apilan los trofeos ganados
en buena lid en el carnaval holguinero y otros eventos. Por estos días se
prepara para coreografiar El viejo y el
mar con toque afro. Músico, bailarín y cantante, el santiaguero Armando
Duany Silegas (46) sueña en grande pero con los pies en la tierra.
Lleva la música en la sangre porque nació en Los
Olmos, un popular barrio de la ciudad de Santiago de Cuba. En la cuartería
donde creció se bailaba rumba y se hacía el bembé o fiesta de santo.
“Un hermano mayor me enseñaba las técnicas de judo y
el kárate, pero mi hermana me exhibía en cada fiesta del barrio, donde la gente
aplaudía al hermanito bailador. El judo y el kárate dolían pero la danza me
proporcionaba placer.
“Crecí viendo a las personas
enajenarse con la danza y el canto a los Orishas, viéndolas vestir de rojo y
negro, rojo y blanco, amarillo y verde… según su ángel de su guarda. Todo esto me
condujo hacia un sitio donde escuchaba la misma música y se danzaba de igual
manera: el ballet folclórico Cutumba, compañía profesional de mucho prestigio
en el país”.
Mucho tuvo que ver su cuna ardiente con el destino de
Duany pues, como dice, “Santiago es una ciudad heterogénea, donde no sólo se
baila el bembé y la rumba. Allí convergen también ritmos llegados desde El
Caribe, como el gagá, el vodú, el calipso y el reggae, entre otras
manifestaciones”.
Contrario a lo que se piensa, en el “callejón de
Duany”, en pleno ensayo, puede uno toparse con un foueté bien ejecutado…
“La técnica
del ballet es elemental para la preparación de un bailarín. Es la base, sea
cual sea el género de la danza a que posteriormente se dedique. Para llamarte
bailarín debes conocer la técnica corporal de lo clásico. Las primeras
escuelas para bailarines fueron las de ballet, luego las de danza moderna, con
Isadora Duncan que, por supuesto, tuvo una formación clásica.
“Es un error pensar que un
bailarín folclórico carece de técnica o que no la necesita. Quien se llame
bailarín tiene que estar en condiciones de asumir cualquier género de la danza
y, por ende, mantener la estética corporal para poder expresar con fluidez el
mensaje coreográfico”.
No en vano exige a sus
bailarines “las mismas condiciones de un bailarín clásico o de danza
contemporánea: conocer sus raíces, los géneros que interpretan sean nacionales
o internacionales, versatilidad, posibilidad de desdoblarse también como músico
y cantante, así como un alto nivel de captación, fijación e interpretación”.
De casta le viene al galgo…
“Mis dos hijos mayores son
primeros bailarines de la academia que es la compañía D’Okokán. El tercero
cursa el primer año de la especialidad de Danza en la Vocacional de Arte Raúl
Gómez García, de esta ciudad. Soy sincero cuando te digo que no influí en su
decisión de optar también por la danza. Fue una elección personal. Dijo que
quería ser como su papá y sus hermanos e incluso mejor que nosotros. Qué mayor
dicha que ver a mis hijos compartir conmigo el escenario, que siguieran mis
pasos por su propia elección.
“Cuando llegué a Holguín era
sólo Armando Duany, el bailarín; hoy son Erlin, Dadiagny, Armandito y mi
sobrino Alexis. También tengo dos nietos en los cuales no influiré, pero qué se
puede esperar de ellos viendo y escuchando tocar tambores diariamente”.
“Los mayores tienen
conciencia plena de la responsabilidad ante el trabajo y la profesión que
ejercen, aún así siempre enfatizo en que me quieran como padre y me respeten
como director. Al menor le exijo más, pues con tan sólo nueve anos me desafió
al decirme que sería mejor que yo y usted no se imagina cuán orgullosos somos
los bailarines”.
Ser empírico no le hace un enemigo de la
Academia, todo lo contrario:
“No soy egresado de una
escuela de arte pero me hubiera gustado formarme en una de ellas, de ahí la
gran importancia que le concedo a la permanencia de Armandito en la EVA, donde
estoy muy agradecido por el nivel de los profesores que guían su formación
académica.
“Aún así puedo afirmar que soy
un bailarín de academia pues las compañías a las cuales tuve el privilegio, la
dicha y la satisfacción de pertenecer fueron las formadoras, no de mi oficio,
sino de mi vocación.”
Hace años, un solo de Duany bordando un
oricha inigualable me mantuvo en vilo. Su caracterización unía a la fuerza del
personaje la sobrenaturaleza de una deidad. Él era Shangó…
“Los bailarines se olvidan
no pocas veces de que también son intérpretes escénicos. Me asombro cuando
alguien trata de establecer diferencias entre actores y bailarines porque la
danza se complementa cada vez más con la actuación. ¿Es que no han visto bailar
a Alicia Alonso, Gene Kelly, Carlos Acosta… la
expresión de sus rostros y lo que expresan con cada movimiento del cuerpo? ¿Si
los actores bailan, por qué los bailarines no pueden actuar?
“Al igual que los actores
estudio a mis personajes, por eso cuando interpreto a Shangó,
orisha del trueno, el rayo y la virilidad, no es Duany quien está en escena
sino esa deidad africana. Bailar es mucho más que mover la cintura”.
Dicen
que cada maestro tiene su librito, ¿cuáles son tus reglas como coreógrafo?
¿Cómo montas una coreografía?
“No tengo un profesor de
coreografía, pero he observado mucho y a muchos. Tampoco tengo reglas; me gusta
leer y Hemingway es de mis preferidos. Estudio fervorosamente los pataquíes
yorubas y hasta he escrito algún que otro cuento. Leer me estimula la creación,
sueño con lo leído y trato de convertir mis sueños en realidad”.
Cuál es el sello de D’Okokán, además de
danzar latiendo como un corazón…
“Jamás me he detenido a
establecer comparaciones entre una compañía y otra, aunque siempre asimilo lo
positivo de las demás. A D’Okokán le exijo tanta disciplina como calidad
interpretativa. Estos son los elementos que nos distinguen: disciplina,
calidad, consagración en la escena, la fortaleza con que se baila, alto nivel
de interpretación, el dinamismo de nuestras coreografías…”
Varios son los premios
obtenidos por la compañía, porque “del rigor y el esfuerzo cotidiano se recogen
los frutos, por eso exijo sacrificio y resultados”; sin embargo, Duany afirma
que no trabaja para premios sino para el público que con sus aplausos
retribuirá o no su obra y confiesa: “Un galardón importante sería que Holguín
me abriera las puertas de sus escenarios con mayor sistematicidad, no de la
manera esporádica como ocurre”.
Duany no subestima los montajes de comparsas y paseos
para el carnaval holguinero, especialmente la comparsa de Vista Alegre; además
de rigor y corazón, tiene en cuenta los aspectos que rigen la correcta realización artísticas como la escenografía, el
vestuario, el uso adecuado del color, los atuendos necesarios para cada cuadro,
las danzas y sus mensajes y explotar las potencialidades del bailador, “como
artífice fundamental en el logro del objetivo propuesto”.
¿Por
qué es tan importante la participación en eventos como el Olorun camagüeyano,
el Wemílere de Guanabacoa y la Fiesta del Fuego santiaguera?
“Son eventos a donde se
acude no sólo a mostrar lo que tienes sino a confrontar y aprender de los
demás, de las personas que tienen superior nivel de información, por las
posibilidades de lidiar con mayor cantidad de agrupaciones similares nacionales
y extranjeras e incluso de llevar su arte a escenarios foráneos. Los festivales
te dan la oportunidad de renovarte por la diversidad de manifestaciones del
género que confluyen y que son la raíz de nuestras tradiciones e idiosincrasia”.
Se
tiende a hacer una “cultura para el turismo” que distorsiona, simplifica o
vulgariza la auténtica cultura nacional. Ustedes se presentan habitualmente en
espacios turísticos sin hacer concesiones. ¿Cuál es la receta?
“Disciplina y rigor
artístico son nuestras credenciales para actuar ante cualquier público y el
turismo no es la excepción. Integramos el catálogo de excelencia del Centro
Provincial de la Música y es precisamente esta la garantía para nuestras
presentaciones en el Polo Turístico”.
Sin
embargo…
“Los organizadores y
programadores de eventos y galas en nuestro territorio priorizan otras
manifestaciones e incluso a agrupaciones homólogas de otros territorios aún
cuando no nos superan ni en calidad ni en repertorio. El folclor afrocubano
todavía está signado por el diablillo de la marginalidad y se obvia
intencionalmente el valor que tiene la cultura negra en la conformación de la
nacionalidad cubana. En nuestro caso, la participación en eventos se limita
generalmente a tocar conga en el desfile inaugural a sabiendas de que la conga
es sólo una expresión dentro de nuestro repertorio”.
Agrega como necesidades del
grupo, su evaluación profesional, que solicitaron hace cinco años y es parte de
la superación constante, también ganar mayor espacio frente al público
holguinero y resolver el tan necesario local para ensayos.
En sitio especial de la memoria guardan su
participación en la gala por el último 26 de Julio…
“Es uno de los mayores
reconocimientos que hemos recibido, un aval significativo en el historial de la
agrupación, también la oportunidad de brindar, a través de nuestro arte,
nuestro pequeño aporte a la Revolución y a Holguín. Fue un gran honor compartir
escenario con lo mejor de la cultura holguinera”.
En un mundo de dioses y leyendas vive Duany. Sin
embargo, paradójicamente, confiesa:
“Si te dijera que no creo te estaría mintiendo; si te
dijera que creo, también: yo soy el nieto, el bisnieto, el tataranieto del
esclavo, y en mi hombro llevo la marca del látigo…”
Es la hora en que los cuerpos no tienen sombra. Olorum
brilla sobre las cabezas, hace arder las espaldas bajo las mallas empapadas... Han
sudado como macheteros y trabajado como carreteros. Pero valió la pena Bajo el
sol de mi país, está latiendo un corazón. D’Okokán.
Cuadro:
Creada
en 19…, la compañía D’Okokán incursiona en la mayoría de las manifestaciones
músico danzarias cubanas, con más de 50 creaciones coreográficas en repertorio.
La integran siete parejas de bailes, tres cantantes, seis músicos, así como
utileros, vestuaristas y maquillistas